Abril, mes lluvioso, a veces frío otras veces más caluroso, oscuridad y luz; y en esta lucha se erige victoriosa la vida que sacude a la naturaleza dormida.
En este tiempo llega la Pascua. Inesperada. Sorprendiéndonos sin tener muy claro si avanzamos o retrocedemos, si es invierno o primavera, pero, siempre, revelándose como una gran oportunidad para transitar de una a otra. Decimos Pascua y nos viene a la mente la palabra paso. Un Paso, pero, ¿hacia dónde?, ¿siempre hacia delante?
Llevamos meses cabizbajos. Quizás, sintiendo que el panorama que encontramos al alzar la mirada nos hace cada vez más pequeños. Casi mejor mirar hacia lo nuestro o hacia el vacío, celebrando los reencuentros pero midiendo lo que ponemos en juego por nuestra parte. ¿Andamos temerosos para abrir nuestro corazón?
Tras los meses de invierno la naturaleza sale de su letargo, despierta, y la vida busca, de manera insistente, brotar. De la muerte a la vida. Como aquel grano de trigo que cayendo en tierra se despide de lo que ha sido para dar vida nueva. Durante años hemos mirado con superioridad a la naturaleza, sin piedad, poderosos, sintiéndonos amos y señores, y empezamos a intuir las consecuencias. Ahora, no nos queda más que asumir la que siempre ha sido nuestra vocación: vivir siendo uno con la naturaleza, siendo parte de una Creación mayor. La naturaleza sigue su ciclo, y, año tras año, pasa del sueño a la floración, renovando todas las formas de vida. ¡Escuchemos de una vez a la Madre Naturaleza y entremos nosotras y nosotros también en el ciclo de la vida!
Pero, ¿qué es lo que hace la naturaleza en este tiempo? ¡SER! Ser lo que está llamada a ser. Ser fuente de vida. Hasta aquí la lectura del artículo, ¡siempre el mismo cuento de Pascua! Dar vida. ¿Acaso no tengo bastante con lo que tengo? Ante ese clamor interior brota la propuesta de vivir de manera renovada.
Siendo quien tú eres, sin ninguna floritura, sin acumular más cansancio, siendo lo que te nace de dentro.
Ahora siento la necesidad de ser más pequeña, ¡sé! Ahora siento la necesidad de dar un paso adelante, ¡sé! Ahora siento la necesidad de hacerme a un lado, ¡sé! Casi siempre asumimos una carga mayor de la que nos corresponde, metiendo en la mochila también aquello que, probablemente, no ocurrirá. Sin embargo, ¿hemos preguntado a nuestros compañeros de viaje: ¿qué quieres de mí? Seguramente nos responderían: ¡que seas TÚ; no necesito nada más! Y, ¿si se lo preguntamos a ese Otro?
¡Estamos llamados a ser quienes somos! Aceptando con honestidad quiénes somos y respondiendo con libertad: renovar, permanecer, buscar, acercar, ofrecer, cambiar, reivindicar, abrir, emprender… El mundo nos pide que seamos nosotras y nosotros. ¡Eso nos dará la necesaria libertad, ilusión y fuerza para todo lo demás! ¿Quién nos hubiera dicho ésto hace 2000 años? ¡He aquí la Buena Noticia! ¡Aquel que es Maestro en el Paso nos invita a ser quienes somos y a amar sin condición!
Y en este emerger, ¿qué puede hacer Kristau Eskola? SER lo que está llamada a ser. Porque siendo quienes estamos llamados a ser abriremos el corazón y los brazos, nuestro proyecto será significativo e innovador, seremos sensibles, amaremos nuestro trabajo, nuestro alumando y las familias buscarán en nosotros refugio, y reivindicaremos la justicia y la dignidad…
¿Alguien dijo sencillo? Lo que es seguro es que alguien dijo: acompañado. Dale comienzo al reto. ¡SÉ TÚ!
Mertxe Sagastizabal Irureta
Coordinadora de Pastoral y profesora de ESO
San Antonio Ikastetxea